Y Teresa venció al ébola

J. L. Gamallo. Cuando se supo que una de las enfermeras que había estado en contacto con el misionero fallecido en el hospital Carlos III estaba contagiada también del virus del Ébola, la situación que se creó rayó casi en la histeria, poniéndose de relieve todo los diferentes aspectos de descordinación y y numerosos fallos que se produjeron en relación con la auxiliar de enfermería Teresa Romero. El gobierno, y de manera especial, la ministra de Sanidad, Ana Mato, fueron acusados de no haber puesto todos los medios para impedir el contagio, de no haber preparado suficientemente al personal sanitario, de padecer las consecuencias de los recortes, etc. A esto hubo que unir las declaraciones disparatadas del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Se creó un gabinete de crisis bajo la dirección de la vicepresidenta del gobierno que coordinó la crisis del virus. Se vivieron dos semanas de incertidumbre con toda España y Europa pendientes de la evolución de Teresa. Durante varios días se temió seriamente por la vida de Teresa, que permanecía más o menos estable dentro de la gravedad. Los medios de información se agolpaban frente al Hospital Carlos III intentando recoger las últimas noticias así como intentar sacar alguna imagen de los enfermos aislados con posible contagio del Ébola. Se podría hablar casi de hecho milagroso que al final se consiguió acabar con el virus que amenzaba la vida de Teresa, sobre todo si se tiene en cuenta que no existe ningún tratamiento que con seguridad sea efectivo. Seguramente que si Teresa hubiera estado en África lo más posible es que hubiera muerto, pero las condiciones en Madrid eran completamente diferentes y posibilitaron su salvación. La última analítica ha corroborado que el virus ya no está en su sangre. Ya sólo queda esperar su completo restablecimiento. El foco del ébola en Madrid ya está extinguido.