El mercado de San Miguel, paraiso gastronómico en Madrid

J. L. Gamallo. Uno de los grandes atractivos que ofrece España en general, y Madrid en particular para el visitante,es la posibilidad de degustar infinidad de pequeños platos en los múltiples bares y cafeterías que pueblan nuestras calles: las tapas. La tapa se puede considerar como una aportación genuinamente española a la gastronomía europea. Para cualquier español cuando sale fuera y visita bares y establecimientos hosteleros, contempla pesaroso el triste panorama que observa en los mismos. Normalmente sólo es posible beber, tomar una racioncita de calamares o un pincho de tortilla o de cualquier otra cosa es una quimera. Aparte de que no forma parte de su tradición, lógicamente. Paralos turistas entrar en un bar madrileño es toda una experiencia nueva, que supone ver gran cantidad de comida, que en un primer momento se puede ver con recelo: jamón, chorizo, salchichón, lomo, mojama, morcilla (de múltiples formas), picadillo, callos, cinta de lomo, patatas bravas, patatas alioli, tortilla española, ensaladilla, champiñones, gambas al ajillo, en gabardina, sepia, bonito, mejillones, salpicón de mariscos, calamares, pulpo a la gallega, chopitos, boquerones en vinagre, boquerones fritos, oreja, y un largúismo etc., etc. La lista sería casi interminable.

Luego en cada sitio puede haber peculiaridades especiales y típicas. Toda la parte del centro de Madrid, zona de la Puerta del Sol, Plaza Mayor, Postas, Puerta Cerrada, Cava Baja, Arco de Cuchilleros, plaza de Santa Ana, Tirso de Molina, Echegaray, Príncipe, Espoz y Mina, Victoria, Cruz, está cuajado de tabernas y bares más o menos típicos, más tradicionales o más modernos, donde resulta posible degustar todas estas delicias. Al lado de la Plaza Mayor, en la Cava de San Miguel se levanta el mercado de San Miguel, el único ejemplo de la denominada arquitectura del hierro de comienzos del siglo XX que queda en Madrid.

El mercado de la Cebada, otro ejemplo magnífico de este estilo, desgraciadamente fue derruido en los años cincuenta. El mercado fue inagurado en 1916, y durante 70 años fue un típico mercado madrileño, pero durante los años noventa fue languideciendo, enfrentándose sin éxito a los nuevos hábitos de vida, los supermercados y centros comerciales, el envejecimiento de la población del barrio.

En 1999 la Comunidad de Madrid inició su reforma para insuflarle nueva vida al venerable mercado. Una sociedad comercial se encargaría de su explitación, que ya no sería el mercado tradicional, sino que se combinaría la posibilidad de adquirir alimientos nacionales y foráneos, y simultanerlo con un tapeo de lujo y diferente. Así hay una pescadería excepcional, frutería, carnicería, panadería, pastelería vienesa, bodega, librería gastronómica, floristería, comida japonesa, mantequería con todo tipo de quesos, jamonería ibérica, etc, etc. Además cabe la posibilidad de degustar cualquiera de los productos que se adquiera en alguna de las cervecerías y tabernas del mercado, que también cuentan con una amplia y variadas gama de pinchos y tapas, tradicionales y de diseño. En fin, si se tiene buen paladar, la visita al mercado durante la estancia en Madrid, es obligada e inolvidable.