Vigilia de los Reyes Magos

J. L. Gamallo. 5 de enero, vigilia del Día de los Reyes Magos, de la Epifanía del Señor. Cuantos sueños, ilusiones y esperanzas hay guardadas en miles de pequeños corazones, con la inquietud de saber si al día siguiente, al despertar sus deseos se habrán convertido en realidad. Grandes y pequeños, ya sean ricos o pobres, aguardan este día maravilloso, después de una larga espera de un año. Premio para los buenos y carbón para los  "malos". A los mayores seguro que se nos hace un nudo en la garganta recordando los días de la infancia y contemplando a los pequeños escribiendo la carta a los Reyes Magos. Si antes eran éstos los destinatarios de los regalos regios, ahora los mayores, e incluso más si cabe, también tenemos la opción de que se caiga algo de los camellos para nosotros. Mientras que el resto mundo el día de Año Nuevo marca el final de la Navidad, aquí, por mor de ser diferente tenemos una semana más de fiesta, hasta esa culminación gloriosa que es la fiesta de los Reyes Magos. La tarde-noche del día 5 las calles de nuestros pueblos y ciudades se ven "invadidas" por una comitivas muy particulares, la denominada cabalgata de los Reyes Magos. Un espléndido, luminoso y polícromo cortejo, que con los años, por lo menos en Madrid, ha ido ganando en espectacularidad y vistosidad, precede a las lujosas y fantásticas carrrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar en su recorrido hacia la Plaza de Cibeles, la nueva sede del Ayuntamiento madrileño, cuya fachada, como un raro y magnífico retablo pétreo servirá de meta final para llegada de la gran comitiva regia, concluyendo con el habitual espectáculo final de luz y sonido, después de que el Rey Melcho se dirija a los presentes con un mensaje de amor, paz y fraternidad. También ha habido de nuevo la casi recurrente polémico de porque el rey Baltasar no era un negro auténtico, y no un blanco embetunado. Desde época de Tierno Galván la representación de los Magos también se reparte equitativamente entre los grupos mayoritarios de los concejales, uno por cada partido, y como aún no hay ningún concejal negro pues Baltasar tiene que ser un negro artificial. A doña Ana Botella la han puesto a caer de un burro por afirmar. Si en otras cosas puede ser motivo de crítica acerba, en este caso sobraba. Y nada mejor, para concluir las fiestas de Navidad, que comer esa maravilla de la repostería que es el roscón de Reyes, con su buscada sorpresa. No es axagerado afirmar que los madrileños somos unos fanáticos del roscón de reyes, y además ahora los hay rellenos de nata, trufa o crema, con lo que ahora la tentación es mayor. Los pasteleros siempre inventado cosas nuevas para tentar a los golosos. Esperemos que todas las buenas intenciones expresadas por el buen rey mago en su manifiesto se vean cumplidas, y que el próximo año esperemos a SS.MM.RR. con el mejor de los ánimos posibles.