Fallece la última superviviente del trágico Halloween en el Madrid Arena, María Teresa Alonso Vinateo,

J. L. Gamallo. El empresario Flores cree conocer como nadie el ambiente festivo de las noches madrileñas, y además, gracias a sus buenas relaciones, dispone de muchas facilidades para organizar megafiestas donde sacar muchos beneficios con el mínimo costo posible a costa de gente joven, sin mucho criterio, ansiosa de meterse como sardinas en latas en grandes carcasas de altísimos niveles de sonido y luces enloquecedoras. En la trágica fiesta de Halloween, donde murieros aplastadas cuatro chicas, aparentemente Flores dijo que había venido unas nueves mil y pico de entradas, por lo que estaba debajo del límite del afor del Madrid Arena, pero, vaya, resulta que el recuento final ha señala una cifra pavorosa de entradas realmente vendidas: 16. 791. El empresario se podía dar por satisfecho por la cantidad de gente que compró su acceso a la megafiesta por 25 €. Para cuatro familias la entrada les salió carísima. Así no resulta extraño que la gran estrella de la fiesta Steve Aoki, en un momento gritara a los reunidos que eran 15.000. Si ya se sospechaba que Flores no era trigo limpio resulta sorprendente que el Ayuntamiento le permitise organizar la fiesta sin asegurar que se contaban con unas medidas de seguridad acordes con el magnitud de la masa humana que se convocaba al Thriller Music Park. Tambien dice que se colaron 4.000 personas, si tantísima gente se pudo colar es que no debía de haber porteros, o casi ninguno o las puertas sin vigilancia. Unos y otros, Flores, el Ayuntamiento, la empresa de seguridad, etc., se dedicarán a tirarse el balón de la responsabilidad intentando escurrir el bulto.  Esperemos que por una vez una comisión de investigación sirva para algo y se diriman las responsabilidades de todos lo implicados, y especialmente ahora que ha fallecido la última de las jóvenes que aún sobrevivía en la Fundación Jiménez Díaz, María Teresa Alonso Vinateo. Habrá que rezar para que la justicia sea realmente justa y condene al empresario que organizóla fiesta obiviando las medidas de control y seguridad, pensando además que casi se duplicó el aforo del Madrid Arena. Por otro lado el Ayuntamiento deberá pensarse más a quien cede los espacios municipales, y exigir que cumpla los requistos adecuados los organizadores. Seguro que muchos otros lugares de España, especialmente en las fiestas populares, los Ayuntamientos cierran los ojos, confiando en que no vaya a ocurrir nada, pero cuando la tragedia sucede todo es llevarse las manos a la cabeza, lamentarse y buscar alguna cabeza de turco. En Madrid, el vicealcalde, antes teniente de alcalde, debería pensar en su defiente comportamiento, y a lo mejor en dimitir.