La iglesia de Santa Bárbara. Monasterio de las Salesas Reales

J. L. Gamallo. La villa y corte de Madrid cuenta con cuatro monasterios de fundación real, el de San Jerónimo el Real, debido a los Reyes Católicos, el de la Encarnación y el de las Descalzas, debidos a los Austrias, y el de las Salesas Reales, el único fundado por los Borbones, concretamente por Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza. La reina preyendo que su matrimonio iba a quedar sin descendencia, urgió la construcción de un monasterio donde pasar el resto de su vida, que el caso de que sobreviviera al rey.

El Monasterio se dedicaría a la educación de niñas y nobles, encargándose para ellos a la orden francesa de Las Salesas, fundada por Santa Juana de Chantal. El Monasterio se empezó a construir hacia 1750, en lo que entonces era el extrarradio, el prado de Recoletos.

Ocho años después la obra estaba concluida. Los visitantes que vegan a Madrid harían bien en realizar una visita al Monasterio, bueno como tal ya no existe, con la desamortización el monasterio fue enajenado, Estado en 1870 lo convirtió en el Ministerio de Justicia.

De manera que de aquél espléndido conjunto es posible disfrutar de la iglesia, una de las más suntuosas de Madrid, ubicada en la calle de Bárbara de Braganza. Ya desde la calle impresiona su magnífica fachada, coronada por un ático rematado en frontón triangular.. El segundo piso de la fachada se adorna con diversas esculturas, en el centro, en un medallón de marmol de carrara, la Visitación de Nuestra Señora (que era el nombre primigenio del Monasterio); en los extremos en sendas hornacias se representa a San Francisco de Sales y a Santa Juana de Chantal. Su autor: Domingo Oliveri.

El interior es una sinfonía cromática de mármoles polícromos, bronces y estucos aúreos. Así el Altar Mayor sobresale por sus magnifcientes seis columnas de mármol con broncínes capiteles corintios, que custudian una pintura de la Visitación debida a Francisco de Mura.

No es este el sitio para realizar una exégesis detallada de la iglesia. Conviene recorrerla pausadamente, admirando todos sus tesoros, sus varios altares, las bóvedas y la cúpulas, debidamente pintadas. No hay que pasar por alto dos sepulcros, uno real y otro político. La reina Doña Bárbara murió al año de inagurarse su Monasterio, al cual fue llevada para ser enterrada, pues al no ser madre de rey no tenía derecho a ser enterrada en el Escorial. Su esposo no pudo resitar la ausencia de la reina, y fallecía, con 47 años, en 1759. Carlos III encargó a Sabatini la construcción de un gran enterramiento, rexuberante en bronce, mármoles y pórfidos,que acogiera a su hermano y su cuñada. El sepulcro está en el lado derecho del crucero, en la parte anterior el del rey y detrás el de la reina.

En el lado izquierdo se encuentra el sepulcro del político y militar decimonónico Leopoldo O´Donnell, fallecido en 1867. Por deseo expreso del pueblo Madrid aquí se levantó su tumba. Esta magnífica construcción se salvó del furor iconoclásta y antirreligioso que asólo Madrid en los primeros momentos de la guerra civil, debido que al estar junto al Ministerio de Justicia, los guardias de asalto impidieron su destrucción e incendio.