La iglesia de San Pedro de Fuente el Sanz de Jarama

J. L. Gamallo. Prácticamente todos lo núcleos urbanos y el paisaje por llos que pasan las carreteras nacionales que salen de madrid se han visto seriamente modificados. Por ejemplo, la N-I, la de Burgos ha visto como las localidades más próximas a Madrid, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, han cabiado radicalmente su fisonomía, han crecido desmesuradamente, y han surgido monstruosos parques comerciales donde los madrileños gastan las horas de sus ocios.

Pero en estas mutaciones teratológicas de estos pueblos dormitorios que se suceden a lo largo de la carretera de Burgos se pueden hacer hallazgos milagrosos de altísima belleza y elevado nivel artístico. Así, pasado San Sebastían  tomando la salida 23, se puede llegar a Fuente el Saz de Jarama, que conserva una maravilla la iglesia de San Pedro, que bien merece una visita. Como la mayoría de nuestras iglesias históricas, su construcción se alargó a lo largo de varios siglos.

Se inició en el siglo XIII, en estilo gótico, y no se acabaría hasta el siglo XVI, ya en estilo renacentista, con una marcada influencia herreriana, cuando el pueblo pasó por un momento de expansión económica. El exterior da una impresión de gran fortaleza, y ayuna de adornos. Sobresale en el exterior la torre, visible desde muy lejos. El interior sorprende por su inmensidad y luminosidad.

Durante los comienzos de la guerra civil, el furor sacrílego e iconoclasta destrozó toda la imaginería y la decoración. Milagrosamente no se destruyó el retablo barroco del altar mayor, y la maravillosa joya del mismo, un cuadro de grandes proporciones de Francisco Ricci, con el martirio de San Pedro (1655), extraordinaria pintura de grandísima tensión rubensiana, que recoge el momento en que lel príncipe de los apóstoles, cruficado bocabajo, es levantado por los sayones. Sin duda una obra maestra que podría sorprender hallar ahora en este pueblo madrileño, rodeado por centros comerciales.

El programa iconográfico del retablo se completa con diversas escenas de la vida de Cristo, y todo coronado en el ático con el tema de la coronación de la Virgen. Después de un largo proceso de restauración el retablo y el resto de las pinturas lucen esplendorosos y dignos de admiración. La visita por el pueblo es agradable y hay buenos sitios para comer. Conviene también visitar la ermita de la virgen de la Cigüeñuela, la patrona del pueblo, que aparece en la bandera del pueblo.