El Oratorio del Caballero de Gracia

J. L. Gamallo. Para la mayoría  de los viajeros que visitan Madrid, pasear por la Gran Vía es una cita obligada, visitar sus centros comerciales, cines, teatros, todo tipo de bares y cafeterías. Aparte de los grandes edificios que la jalonan desde el cruce con Alcálá hasta la plaza de España, el visitante curioso y amante de los joyas ocultas, en una pequeña calle paralela a la Gran Vía, al lado de la Red de San Luis, podrá admirar y descubrir una maravilla madrileña, el Oratorio del Caballero de Gracia, espléndida muestra del clasicismo madrileño, debido a Juan de Villanueva. El Caballero de Gracia era el italiano Jocopo Grattiis, muerto en 1619 en olor de santidad, en cuya memoria se acordó erigir este templo, levantado entre 1786 y 1795, donde Villanueva diseñó una basílica en miniatura, formada por una gran nave, crucero y ábside semicircular, que es visible desde la Gran Vía. Dos filas de elegantes columnas corintias dividen la gran nave en tres, siendo las laterales de menor tamaño. La bóveda está formada por casetones. La cúpula del crucero es elipsoidal, sustentada sobre pechinas y cuatro lucernas. Es una oportunidad que no conviene desprovechar entrar en esta minúscula pero espléndida iglesia, para dar unos momentos de descanso al espíritu y al cuerpo.