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La Plaza de toros monumental de las Ventas de Madrid y San Isidro
J. L. Gamallo. Sin duda alguna, la plaza de toros más famosa del mundo es la de Madrid, conocida popularmente como la de las Ventas, que se alza majestuosa y arrebatadora al borde de la M-30, el conocido cinturón que bordea Madrid. Es un lugar de visita obligatoria para los aficionados y amantes del mundo del toro, o los interesados por un tipo de arquitectura que sólo se puede admirar en el mundo hispánico. Además para visitar este singular y hermoso monumento arquitectónico no es necesario asistir a una corrida en el caso de que no se guste el espectáculo taurino, pues los días que no hay festejo hay visitas guiadas, que permiten un recorrido por el coso, en el cual se puede ver el graderío, pasillos, dornados con bellas inscripciones conmemorativas
en azulejos, el ruedo, etc.
La plaza de Toros cuenta con un Museo que no está integrado en la visita, aunque hasta hace poco la visita etra gratuita, ha reabierto sus puertas en el 2011y donde hay diversos objetos relacionados con toreros famosos, trajes, estoques, muletas, capotes, etc., de Manolete, el Gallo, Mazantini, Pedro Romero, Cuchares, Lagartijo, etc.
Obras de diversos pintores y escultores que reflejan diversos aspectos del universo taurino, pues no hay que olvidar la enorme atracción que ejerce sobre el mundo del arte desde la Prehistoria. Así hay obras de Mariano Benlliure, Laíz Campos, Luis Sanguino, Sebastián Miranda y Roca Rey, Eugenio Lucas, Federico Echevarria, Daniel Vázquez Díaz, Roberto Domingo, Ángel González Marcos, Ángel Saavedra.
En otra sección hay algunas cabezas disecadas de toros famosos. Como en cualquier museo que se precie se ha instalado un equipo audiovisual. Está previsto un nuevo acceso que permitirá visitar el Museo desde el exterior de la plaza. La Monumental de las Ventas hace honor a su nombre, y es la plaza más grande de España, con capacidad para unos 20000 espectadores, sólo superado por la del Toreo mejicana.
La plaza está construido en un bello estilo neomudéjar, una espléndida sinfonía latericia, donde el humilde ladrillo que con los alarifes moros alcanzó cotas de elevadísimo nivel artístico en iglesias, palacios y castillos, recibe una nueva capacidad arquitectónica que sorprende al no habituado a este tipo de elementos arquitectónicos. En fachada se integran bellos elementos cerámicos con todos los escudos de las provinicas españolas.
Cuando se llega al ruedo, aunque esté vacío, sobrecoge en su inmensidad y grandeza, con sus cuatro pisos y diez tendidos, con un pequeño esfuerzo, conviene imaginárselo en una tarde de fiesta, lleno hasta la bandera, con todo el bullicio, el ir y venir de cuadrillas y subalternos, todo el personal de la plaza, el respetable impaciente para que el presidente ordene a los alguacilillos el despeje la plaza y suene el clarín que anuncia el comienzo de la corrida.
La plaza fue inagurada en 1931, y empezó a funcionar normalmente en 1934. Hablar de la plaza de las Ventas es hablar de la ferina taurina de San Isidro, la más importante del mundo, que se inicia unos días antes del 15 de mayo, el día de San Isidro, popular y querido patrono de la villa y corte, y llega hasta comienzos de junio.
Los mejores espadas, las ganaderías más prestigiosas, hacen todo lo posible por aparecer en los carteles de la feria. Salir a hombros y abrir la Puerta Grande de las Ventas supone para cualquier torero entrar en la Historia del Toreo y que su nombre aparezca reflejado en las paredes de la plaza, la recompensa de un esfuerzo y un combate, donde el torero se enfrente a uno de los animales más bravo y hermoso que existe, según unas complicadas y barrocas normas, de donde emergen momentos de belleza inimaginable.
Asimismo supone ponerse en los primeros puestos del escalafón y que le lluevan contratos en España e Hispanoamérica. Este año, en cierta forma para contrarrestar la contestación antitaurina, junto a la plaza se ha levantado una carpa, denominada Espacio de Arte y Cultura, donde tienen lugar una serie de conferencias, exposiciones y diversos actos donde el arte y la culturan se aúnan con el mundo taurino, pues siempre han estado relacionados.
La nómina de artistas y literatos de grandísima altura que sintieron la pulsión taurina es interminable. Se encargó de abrir el fuego, presentado por Fernando Sánchez Dragó, nada menos que el mismísimo Nóbel Vargas Llosa, enoblecido con la gracia de marqués por la Majestad Católica, donde realizó una elegante y precisa defensa de la fiesta. Después de recibir el Nóbel, a Vargas Llosa sólo le queda poder cortar una oreja en las Ventas.
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