El barrio de las Musas. Algo más que cañas y tapas.

J. L. Gamallo.- Entre los muchos atractivos y posibilidades que ofrece Madrid, está la de tener una amplia oferta gastronómica, donde en la posibilidad de ir de cañas y tapas carece de rivales,tal es la cantidad de establecimientos que hay para todo tipo de gustos y economías. Uno de los lugares en este sentido con más éxito es la toda la zona en torno a la plaza de Santa Ana y la calle de Huertas. Con toda seguridad, buena parte de nuestros los visitantes recorren las calles de la zona,de las más castizas,repletas de tascas y tabernas, de lás típicas a las más "fashion". Pero muchos no saben que este barrio es conocido como el barrio de las Musas o de las Letras, o si lo saben no conocen el motivo. Durante el siglo XVII, en el conocido como Siglo de Oro de las Letras Españolas, buena parte de aquellos genios literarios, de agilísima pluma, vivieron en el mismo: Cervantes, Lope de Vega, Quevedo,etc. Así,es posible pasear por alguna de sus calles y recrear a alguno de ellos, o incluso contemporáneos, pues durante los siglos XIX y XX siguió siendo una zona de atractivo intelectual por la existencia de algunas instituciones académicas. En la calle de Atocha,cerca de Antón Martín está la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se realizó la primera edición del Quijote; casi enfrente, en la calle San Eugenio, una inscripción recuerda que allí se hizo la segunda parte del Quijote. En la calle León, en elnº 27 está la casa donde nació el premio Nóbel don Jacinto Benavente -muy cerca,en Atocha nº 26, una placa recuerda su fallecimiento-; entre Santa María y Huerta eleva su mole de granito y ladrillo rojo la Real Academia de la Historia, fundada por Felipe V, una de las principales instituciones ciéntíficas de España; la Academia tiene un importante Museo, con algunas piezas excepcionales, como el missorium argénteo del emperador Teodosio, procedente de Almendralejo. Por desgracia el Museo no está abierto al público. Un placa ensu fachada recuerda al grandísimo polígrafo don Marcelino Menéndez y Pida, director de la Academia. En la calle Cervantes, casi esquina con León, una placa recuerda que allí estuvo la casa donde murió el Príncipe de los Ingenios Españoles, don Miguel de Cervantes. La siguiente calle, Lope de Vega, está llena de resonancias literarias. Esquina con la calle Quevedo,una placa rememora que allí estuvo la casa de ese genio llamado don Francisco de Quevedo,que antes había sido de su contrincante acérrimo, don Luis de Góngora y Argote. En la misma calle hay dos lugares de visita obligada, por un lado la casa de Lope de Vega, que por no se sabe que milagro,ha llegado hasta ahora. Ha sido completamente restaurada. Es una casa típica del siglo XVII, de austera decoración, es posible ver el despacho de Lope y otras estancias de la casa; en el jardín se conserva su naranjo. Casi enfrente,está elconvento de la Trinitarias, donde está enterrado Cervantes.En la calle del Prado, enla desembocadura con León, está el Ateneo, importante institución decimonónica, principal centro de reunión de políticos literarios y artistas durante el siglo XIX y XX; aunque en teoría es preciso ser socio, no es muy difícil entrar para ver la Galería de Retratos o tomarse un café en su bar. Ya enla plaza de Santa Ana, así llamada en recuerdo del convento que allí estuvo, derruido en época de Josè Bonaparte, en su la oriental, está el teatro Español, donde estuvo el corral de comedias de El Príncipe, uno de los escenarios de los grandes comediógrafos del siglo áureo estrenaron muchas de sus obras. En el lado occidental, bajo el hotel Reina Victoria, se yergue la estatua del gran don Pedro Calderón de la Barca. Finalmente,enla calle de Atocha, enfrente del nº28 está la iglesia de San Sebastián, donde está enterrado el gran Lope. La iglesia actual es de nueva planta, ya que la original fue destruida durante la Guerra Civil. Esta fue la iglesia de los cómicos y gente del teatro. Una placa en el atrio de entrada recuerda a ilustres que se casaron, fueron bautizados o murieron.