El Museo de Artes y Tradiciones Populares (Madrid) estrena nueva sede en una corrala de El Rastro

J. L. Gamallo. Uno de los barrios de Madrid que sigue haciendo gala de casticidad y conservar las esencias de lo madrileño se puede decir que es El Rastro, donde cada domingo o festivo se concentra una ingente cantidad de madrileños y turistas para recorrer las estrechas y empinadas calles, repletas de puestos con todo tipo de cosas inimaginables.

Pues desde hace poco menos de dos meses la oferta de esta típica barriada se ha visto aumentada con la inauguración del Museo de Artes y Tradiciones Populares que venía funcionando en la Universidad Autónoma de Madrid desde 1975, cuando doña Guadalupe González Hontoria donó 2800 piezas de carácterr etnográfico.

Esta extraordinaria pionera de la etnolografía inició su colección, por así decirlo, cuando en 1955 ganó un seat 600 en una rifa, y empezó un recorrido por España recopilando piezas para su colección. Se hizo como 2.000. 000 km. Fundó también la revista Narria consagrada a los estudios y tradiciones populares.

El edificio que acoge ahora a la colección, ubicado en la calle Carlos Arniches, muy cerca de la plaza de Vara de Rey, es en sí mismo una muestra de la arquitectura de tradición popular madrileña, una espléndida corrala, que data de fines del siglo XVIII, y que fue casa de postas, y desde el siglo XIX compaginaba las viviendas en las dos plantas superiores, y talleres y anticuarios en la planta baja.

Desgraciadamente el edificio durante el siglo XX sufrió un acelerado proceso de deterioro, obligando a que sus ocupantes fueran desalojados, dado su avanzado estado de ruina. A fines de los 90 se inició un dilatado proceso de restauración que ha visto ahora su resultado con el establecimiento del Museo y un Centro Cultural para todo tipo de actividades, que será de gran utilidad para el barrio.

Por lo que se refiere al Museo en sí ha empezado su andadura con una primera muestra sobre el ciclo festivo del año, carnaval, Semana Santa, fiestas agrícolas del verano y la vendimia. Así se puede admirar un breve pero rico muestrario de trajes regionales usados en diferentes fiestas de carnaval, todos de esplendido colorido y atrevido diseño, procedentes de la Vera, Toledo, Burgos, Huesca, León, etc. Gigantes y cabezudos imprescindibles en la fiestas.

En la planta superior se pueden admirar toda una serie de humildes objetos que acompañaban la vida cotidiana de nuestros abuelos, cuando no existía la producción industrial, sino el amor de los artesanos por su trabajo. El hierro, el esparto, el barro, la madera, la madera, el hilo daban lugar a mantelerías, tenazas, herraduras, planchas, llaves, cántarlos, botijos, platos, herramientas varias, cucharas, soplillos, alpargatas, paneras, sombreros, dulzainas. rabeles, panderos, carracas, castañuelas.

Sencillos objetos que facilitaban la vida de nuestros ancestros hasta no hace muchos años. Dada su estratégica ubicación merece la pena acercarse para disfrutar del edificio y la colección. Abre de lunes a viernes, de 10 a 14 horas. Después del paréntesis de agosto, abrirá de nuevo sus puertas, y progresivamente se instalará toda la colección.