El Real Madrid y la Undécima Copa de Europa

J. L. Gamallo. No cabe ninguna duda, que ayuer, 28 de mayo del 2016, fue un día grande, grandísimo, para Madrid, la capital del Reino de España. Y no era para menos, pues en el estadio milanés de San Siro, se enfrentaban para disputar por segunda vez en dos años, la finalísima de la Liga de Campeones, ante la augusta presencia de S. M. el Rey Felipe VI, su presidente del gobierno, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, la regidora de la capital, los presidentes de los dos equipos madrileños, y las más altas autoridades del fútbol mundial, y 40.000 madrileños que se desplazaron hasta la ciudad italiana, de la cual, durante dos siglos, su duque, fue el Rey de España. El partido se vivió con la emociómn y la tensión de los grandes momentos. Las calles de la villa y corte se quedaron prácticamente vacías. ayunas de públicos. Bares y cafeterías se llenaron de aficionados de los dos equipos, que con sus colores, siguieron el infartante encuentro. Por desgracia, no podían ganar los dos equipos, y fue el Real Madrid quien finalmente se llevó una copa mas, la Undecima, para sus rebosantes vitrinas repletas ya de todo tipo de troferos. Pero ningún equipo tiene como el Real Madri 11 Copas, que se dice pronto. Esto le convierte, sin ninguna. en el conjunto futbolistico estelar de la historia. El Real Madrid es todo un fenómeno sin igual, conocido en los 5 continentes, y con peñas en todos los pueblos y ciudades. En la castigada Bagdad disfrutar de los partidos del Madrid, es una válvula de escape de la dura realidad (ayer mientras veían el partido, los yihadistas pusieron una bomba en una peña madridista de la localidad iraquí de Baakouba ocasionando la muerte de 13 jóvenes. Para los yihadistas también es pecado disfrutar con un partido de fútbol). Y luego en Madrid fue el delirio, los madrileños se echaron a la calle para festejar el triunfo. La Cibeles se llenó de madridistas que esperaron bajo la lluvia y el frío la llegada de los jugadores del Real Madrid con la Copa. Sergio Ramos fue el encargado de colocar a la diosa frigia la bunfanda merengue. Luego el domingo siguieron los acontecimientos. Por la tarde la comitiva madridista se dirigio a Cibeles nuevamente, para ser recibida por la regidora municipal; seguidamente hacia las 21,30 llegaron a la casticísima Puerta del Sol, hasta arriba de madrileños, que bajo la regia mirada de don Carlos III, fueron recibidos por la Presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Cristina Cifuentes. La salida al balcón de los jugadores y el entrenador con la Undécima fue literalmente apoteósico, provocándose el delirio más increible entre el público internacional que se había congregado, no sólo españoles, sino también belgas, brasilerios, franceses, ingleses, italianos, estadounidenses, hispanoamericanos, chinos, y cantando al unísiono el ¿Hala Madrid¡ Gentes de todas las edades, razas y géneros con el alma blanco euforizados ante la presencia el mejor equipo de la Historia. Ya pasadas las 22 horas el Real Madrid abandonó la Real Casa de Correos para dirigirse al estadio Santiago Bernabue donde se celebraría el final de tan grande jornada.