Las "Memorias imaginadas" de Mitsuo Miura en el Palacio de Cristal del Retiro

J. L. Gamallo. Uno de los lugares de visita ineludible cuando se viene a Madrid, no importa cual sea la estación del año, sin duda es el Retiro, hermosísimo parque urbano en el centro de Madrid. A todos los que se alojan en nuestro hostal es uno de los sitios que más encarecidamente recomendamos su visita. Es muy difícil que te defraude si se posee un mínimo de sensibilidad y un gran amor por la naturaleza.

El Retiro es como un gran códice vegetal, con especies arbóreas de ran singularidad  belleza, como incunables renacidos que toman nueva vida con la primavera. Aparte de recorrer sus caminos y senderos admirando sus maravillosos árboles, los amantes de las últimas tendencias artísticas, en los Palacio de Velázquez y Cristal, anexos del Museo Reina Sofía, también pueden solazarse con montajes e instalaciones, muchas veces espectaculares.

Así, en estos momentos en el Palacio de Cristal es posible ver y pasearse en la exposición "Memorias imaginadas", del artista japonés Mitsuo Miura, residente en España desde 1966, y conocio por el empleo de formas muy cercanas a la geometría, colores muy definidos según la temática, usando técnicas y métodos que se pueden definir sin problemas como minimalista.

¿Qué es lo que se nos ofrece en Memorias imaginadas? Una serie de círculos de colores desvaidos disribuidos por el suelo del Palacio, que tienen su correlato en otros idénticos, pero suspendidos de la vítrea cubierta. Parece que estas parejas de círculos serían como el capitel y la basa de una columna imaginaria, que sugeriría la creación de un nuevo espacio arquitectónico más imaginado que construido. Habría que decir que totalmente imaginario, claro.

La intención sería crear una sala hipóstila, un bosque de columnas de un cierto carácter sacro, como los que hay, por ejemplo, en los templos egipcios de Karnak y Luxor. Pero a diferencia de esos bosques pétreos, el de Miura estaría en nuestro subconsciente.Los fustes que faltan estarían en los inmensos árboles que rodean al Palacio, las columnas primigenias. 

Como todo arte moderno es conceptualmente problemático y difícil, a veces de comprensión. Son necesarios toda una serie de explicaciones para que el público pueden comprender en toda su complejidad el mensaje del artista. Un diálogo entre la instalción y el entorno paisajístico, que se completa con los cambios luminiscentes que la luz produce sobre los círculos cromáticos, que modifican algo su aspecto según el clima y las horas del día.