Primer viernes de marzo en Jesús de Medinaceli

J. L. Gamallo. Cada viernes de cada semana, cada primer viernes de mes la actividad de fieles, devotos y curiosos, unos para observar, otros para rezar y otros para formar la cola para besar un pie de la milagrosa imagen de Jesús en su camarín, crece en los alrededores de la basílica y las calles vecinas. Hay un ir y venir constante de madrileños y visitantes entrando en la basílica o contemplado el panorama que se abre ante sus ojos.

La devoción que se tiene a la sagrada imagen es enorme, no sólo en Madrid, sino también en toda España y en el extranjero. Pero todo esto se desborda cuando llega el primer viernes de mes y de marzo, cuando centenares de miles de devotos se acercarán a besar ambos pies. Y eso se consigue después de muchas horas y días de cola, que si el tiempo ha sido frío como ha sido en este mes de febrero, con temperaturas realmente gélidas y aún más por la noche, la espera ha sido aún más dura, claro, pues no se puede perder el número que se tiene en cola.

Desde hace una semana ya hay fervorosos devotos de plantón, haciendo guardia y poder ser de los primeros en hacer patente su fe a prueba de todo. Cartones, plásticos, mantas, termos, son las armas de estos madrileños que aguardan pacientemente a la que a las 12 de la noche del jueves 28 se abrán las puertas de la basílica y poder entrar a besar a Jesús, siguiendo una tradición centenaria. Para los que no sean de aquí, en una época de descreimiento muy generalizada, pueden sorprender este tipo de ritos que aún perviven en España, y especialmente en Madrid. Pero los actos de devoción popular en vez de decaer o perderse, se podría decir que se han visto revitalizados. Cuando las cosas van mal, a veces el último recurso es enconmendarse y pedir la ayuda del Altísimo. La raíz religiosa de un pueblo desde arriba resulta muy difícil de extirpar, y las creencias de los madrileños se mantienen sólidas y vigorosas.

Siempre hay algún miembro de la Familia Real que viene también al besapiés, tal y como están las cosas hay curiosidad por ver quien será este año: parece que será S. M. la reina doña Sofía la encargada de seguir manteniendo la tradición y la relación con el besapié de Jesús de Medinaceli. La crisis hará que las cifras de fieles rompan todas las previsiones. Desde el hostal Horizonte se puede llegar en menos de diez minutos a la basílica, se puede considerar que somos vecinos de Jesús de Medinaceli, y comprabar in situ esa demostración multitudinaria de fe y devoción. Seguro que no quedarán incolumes ante la contemplación de esos cientos de miles de personas que han aguantados durante muchas horas e incluso días una larga e interminable cola, con lluvia o bajísimas temperaturas, para besar con la mayor de las unciones los piés del Nazareno.