¿Una calle para Santiago Carrllo?

J. L. Gamallo. Por esas curiosas circunstancias que a veces se pueden dar, Santiago Carrillo y su hijo José Carrillo, rector magnífico de la Complutenses, han aparecido unidos, por cosas que aparentemente no tienen nada que ver. Santiago Carrillo, prehistórico caudillo del comunismo hispano, y para muchos de infelicísimo recuerdo, falleció el 18 de septiembre de 2012. Su nombre estará siempre unido a las matanzas de Paracuellos del Jarama de noviembre de 1936, momento en que era Consejero de Consejero, suceso del que nunca ha podido escapar, a pesar de intentos de salvar su figura de aquellos asesinatos. Después de su óbito, en un pleno municipal se votó afirmativamente el poner una calle madrileña con su nombre, como sueles pasar con otras figuras de entidad públicas, con la abstención del PP, como era lógico. Otras personalidades sin ese transfondo histórico tan sangriento, pero de "derechas" no tuvieron el apoyo de la izquierda y se quedaron sin calle, o se opusieron todo lo que pudieron, como en el caso de Cela. De las 39 reclamaciones hechas por los madrileños al pleno donde se decidió darle la calle, 33 están relacionadas con la inclusión en el callejero capitalino del extinto camunista. Es evidente que para muchos madrileños sigue siendo una figura polémica.

Su hijo, José Carillo, rector de la Complutense, es una figura mucho menos conocida por los madrileños, salvo, es de suponer, por los universitario, y carece de la pesada carga histórica de su progenitor. Desde hace algún tiempo hay en la Universdad Complutense una "persecución" abierta en unos casos, más solapda en otros, contra la presencia de la religión en Universidad, y más concretamente por la existencia de capillas en determinadas Facultades. Aún se recuerda el vergonzo acto de intolerancia laicista ocurrido en el campus de Somosaguas. Ahora de pronto hay gente que se extraña que pueda haber una capilla en una Facultad, como si eso fuera una incongruencia o algo incompatible, la fe o la ciencia. No resulta extraño, dado el grado cada vez mayor de ignorancia, incluido el mundo universitario, que docentes y discentes desconozcan que una de las grandes aportaciones de la Iglesia a la cultura de Occidente, y por ende, a la de toda la Humanidad, es la creación de las Universidades. En el escudo de la Universidad Complutense aparece como principal motivo heráldico un hermsoso cisne, cuya presencia viene explicada porque allá hacia 1499 un fraile franciscano, Francisco Jiménez de Cisneros fundó en Alcalá de Henares la Universidad Complutense, que en época de Isabel II se trasladó a Madrid, recuperando el nombre de Complutense en 1970. Esperemos que el decano de Historia, si conoce algo, no erradique la capilla de su Facultad, y no se le recuerde por ese acto de intoleranacia. Nada que ver con la grandeza histórica de Cisnceros, por supuesto.