El Cementerio de la Almudena y el Día de Todos los Santos

J. L. Gamallo. El 1 de noviembre los cristianos celebramos el Día de Todos los Santos, instituida por el papa Urbano IV, en honor de todos los santos, conocidos e ignotos. En la mayoría de los países católicos es un día festivo, que se celebra de diferentes. En España es tradicional ir a los cementerios y adornar las tumbas de nuestros familiares con ramos de flores, y honrar su recuerdo y su memoria. Es una pena que la mayoría de los visitantes de Madrid no puedan acercarse a algunos de los cementerios de Madrid, la mayoría dignos de visita por los bellos sepulcros y mausoleos que contienen.

Son una especie de compendio de fe, arte e historia. Si tuviera que recomendar alguno, éste sería el cementerio de la Almudena, inmensa necrópolis creada a fines del siglo XIX, y que triplicó su superficie a partir de la segunda mitad del siglo XX, siendo ahora uno de los cementerios más grandes de Europa. Quien se acerque al mismo no quedará defraudado.

La entrada se hace por unos grandes propíleos modernistas por donde se accede a la capilla de los cortejos fúnebres, dotada de una altísima cúpula, coronada por un ángel. No obstante, previo a la visita es preferible ir a las oficinas, ubicadas en el edificio de la derecha, donde viene marcadas algunas de las tumbas más significativas, pero por desgracia no todas.

Aunque si se señalan las partes de protección donde están los enterramientos preferentes. Así, tumbas relacionadas con la reciente historia de España están las los muertos en las guerra de Cuba y Filipinas, de la Legión Cóndor, la de los Caídos en el Cuartel de la Montaña durante la Guerra Civil, y la de los Caídos de ls División Azul en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.

Entre los políticos están las de los alcaldes madrileños Tierno Galván y Alberto Alcocer. También hay personajes reconocidos del mundo del arte como el director Ataulfo Argenta, los compositores Jacinto Guerrero y Francisco Alonso, la popular artista Lola Flores y su hijo Antonio, o el torero el Yiyo.

Aparte de esta gente famoso se pueden admirar múltiples sepulcros, panteones o sencillas tumbas donde se puede documentar la evolución del arte funerario desde finales del siglo XIX, donde todo tenía mucho más empaque y dramatismo, hasta el minismalismo de la tumbas actuales, salvo algunas excepciones de determinados grupos sociales.

La Fiesta de los Santos, como casi todo en España, tiene unos dulces pertinentes para esos días: los buñuelos de vientos, masa frita rellena de diversas cremas, y los huesos de santo, canutillos de mazapán, también rellenos, que hacen más llevaderas estas jornadas. Pero como todo cambia, si el día 1 cae en fin de semana, existe el denominado "puente" vacacional, que es aprovechado por muchos madrileños para salir de estampida hacia el campo o la costa.

También, desde hace unos años, también algunos festejan la fiesta americana de los niños del Hallowen, aunque aquín quienes se aprovechan como un motivo más de diversión son los adultos y los bares, que celebran fiestas variopintas, y regalan copas a los que van vestidos de brujas, momias, vampiros, cadáveres o seres más o menos diabólicos.

En los escaparates de muchos establecimientos se ven las típicas calabazas huecas con su sonrisa y una velita en el interior. Una fiesta postiza e importada que no sabemos si se asentará en nuestras tierras. Pero como cualquier motivo para hacer bulla es bueno, este es tan útil como cualquier otro. Así durante la noche del 31 de octubre veremos por muchas calles de Madrid a gente disfrazada de mejor o peor manera de diferentes seres del mundo del misterio y lo oculto.