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Madrid
Nuevamente la Feria del Libro en los jardines del Retiro
J. L. Gamallo. El parque del Retiro, el gran lugar de expansión de madrileños y visitantes en el centro de Madrid, no necesita motivos o excusas precisas para acercarse a admirar la belleza de su arboleda, diferentes parterres, recoletos jardines, o impresionantes monumentos arquitectónicos o escultóricos que jalonan sus paseos y avenidas. Pero ahora hay un motivo más para visitarlo.
Zapatos gigantes en la calle de Serrano
J. L. Gamallo. La crisis parece que incluso llega a los ricos, aunque pueda parecer un poco imposible.
Rosas en concurso en el parque del Oeste de Madrid
J. L. Gamallo. El mes de mayo es uno de los más apropiados para visitar Madrid, pues aún no hace el calor que muchas veces agobia en julio y agosto, y además celebra sus fiestas patronales en honor del Santísimo San Isidro, con múltiples actividades interesantes.
Pingüinos solidarios en las calles de Madrid
J. L. Gamallo. Me imagino que aún recordamos claramente las vacas que se posesionaron de las callez y plazas de Madrid harña unos tres años. Vacas en todos los colores y con diversos atavíos eran rodeadas por madrileños y turistas, siendo "carne" de sus cámaras fotográficas. Algunas fueron adquiridas por algunas entidades, y se pueden seguir viendo, como la vaca torera que está en la entrada de un hotel de la calle Velázquez.
La iglesia de Santa Bárbara. Monasterio de las Salesas Reales
J. L. Gamallo. La villa y corte de Madrid cuenta con cuatro monasterios de fundación real, el de San Jerónimo el Real, debido a los Reyes Católicos, el de la Encarnación y el de las Descalzas, debidos a los Austrias, y el de las Salesas Reales, el único fundado por los Borbones, concretamente por Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza. La reina preyendo que su matrimonio iba a quedar sin descendencia, urgió la construcción de un monasterio donde pasar el resto de su vida, que el caso de que sobreviviera al rey.
La Plaza de toros monumental de las Ventas de Madrid y San Isidro
J. L. Gamallo. Sin duda alguna, la plaza de toros más famosa del mundo es la de Madrid, conocida popularmente como la de las Ventas, que se alza majestuosa y arrebatadora al borde de la M-30, el conocido cinturón que bordea Madrid. Es un lugar de visita obligatoria para los aficionados y amantes del mundo del toro, o los interesados por un tipo de arquitectura que sólo se puede admirar en el mundo hispánico.
Paseo por las fuentes de la Castellana
J. L. Gamallo. De todos los imperios de la Antigüedad ninguno alcanzó la perfección estructural y organizativa que el Romano, incluyendo aspectos que ahora parecerían muy modernos como es el de la distrbución y uso industrial y lúdico del agua. Frontino escribió largamente sobre estos aspectos. Para llevar el agua a las ciudades crearon esas impresionantes construcciones que son los acueductos, y para aliviar la vida de sus ciudadanos las termas, la fuentes y los ninfeos, fuentes ornamentales que embellecían lugares clave como los foros.
La Procesión del Silencio en el Barrio de las Letras
J. L. Gamallo. En el atardecer del Viernes Santo la Hermandad de los Cruzados de la Fe, radicada en la capilla del Cristo de la Fe, en la calle de Atocha, organiza la Procesión del Silencio, que empezó a desfilar hace unos pocos años, y progresivamente sus imágenes titulares han ido encontrando un hueco cada vez mayor en la devoción de los madrileños. Es una procesión austera, compuesta por dos pasos, el del Santísimo Cristo de la Fe y el de la Santísima Virgen de los Dolores.
Parroquia de Santa María la Blanca (Montecarmelo). Una nueva forma de arquitectura religiosa.
J. L. Gamallo. Durante muchos siglos los edificios más significativos y destacados de nuestros pueblos y ciudades fueron las religiosas: catedrales, iglesias, monasterios, ermitas se elevaban sobre el caserío, elevando sus cúpulas y sus torres hacia el cielo. Los mejores artistas y artesanos daban lo mejor de su genio para vestir paredes, capillas, retablos, con las más bellas imágenes y cuadros.
Semana Santa de Madrid
J. L. Gamallo. La conmemoración y recuerdo de la pasíon y muerte de Cristo constituye acaso el momento más importante del año litúrgico de los cristianos.